viernes, agosto 04, 2006

naked city

Hace un par de meses creo haber encontrado a un chico que honestamente me saca de la rutina y la ciudad se vuelve un poco más interesante y más bonita.

Una vez lo entrevisté y desde ahí se ha cruzado en mis veredas, en el metro, esquinas o fiestas.
He adoptado una postura bastante idiota que la de hacerme la lesa, la tonta, y la que no se acuerda de haberlo visto antes
A su vez el optó por lo mismo. Mirar y luego correr la vista para seguir su camino.

Pero la última vez fue distinto. Me bajé en la estación Manuel Montt, iba distraída conversando con unas amigas y pensando en los planes de la noche.
Entonces por casualidad miré a mi izquiera y lo ví dentro del vagón. Decidí voltearme y mirarlo hasta que el metro partiera. Nos sonreímos y nuestra coincidencia fue mucho más agradable y con más simpatía que los anteriores encuentros.

Segúi con mis amigas y no me podía concentrar, ya que pensaba en su barba, sus rasgos y en que por favor las fuerzas del bien me dieran otra oportunidad para volverlo a ver.

Lo más probable que sean coincidencias de poca importancia, pero ya llevo 7 veces que lo he visto de improviso y mi viaje o mi camino son de un verdadero agrado, ya que cada vez que salgo pienso que hoy podría ser uno de esos días de coincidencias.



Es que no hay nada más agradable y sorprendente que las coincidencias, absurdas, divertidas, amorosas y hasta incómodas. Es imposible no dejar de pensar en el por qué de la situación, y las típicas frases que luego giran en torno a eso es: " algo me quiere decir esto, o por qué justo a mí y en este lugar, que raro todo esto" y tus amigos te tratan de convencer que el destino fue, que quizás es tu media naranja o que debes entrar a investigar jajaa. Apoyos que en realidad no tienen trascendencia.

A todo esto la fotografía que me acompaña es la carátula de John Zorn Naked City no tiene nada que ver con el texto, pero creo que alude mucho a que la calle y la ciudad está expuesta a distintas situaciones, que pueden llegar a ser bastardas o muy bonitas.

El pavimento, las esquinas, las plazas o las calles sin salida son escenario y oído de las más diversas conversaciones y encuentros, nunca dicen lo que vieron o lo que escucharon, pero están ahí para que las cosas sucedan y nosotros podamos aprovechar las coincidencias e irnos a casa pensando un poco en lo paradojal e insólito que puede ser un día cualquiera.